CAPÍTULO IV
Al día siguiente le informé a mis padres y al Dr. Fuentes que estaba decidida a internarme y así fue.
Ingresé al Centro de adicciones, me llamaba la atención ver tantas chicas y chicos en ese lugar que tuvieran problemas de adicción.
Tenía que llevar lo básico para estar ahí, me revisaron de arriba a abajo, seguramente para asegurarse que no tuviera coca o algo con lo que me pudiera hacer daño.
Me dieron una pequeña habitación con un baño, en ese momento me pregunté: -¿voy a estar aquí un año?- tenía una sensación urgente de querer salir de ahí y dar marcha atrás .
Los primeros días ahí fueron horrorosos, tuve que pelear contra mis propias pesadillas. Era una combinación de dolor, angustia, ansiedad física por consumir cocaína y de pensamientos confusos en donde el dolor de la ausencia y la melancolía eran monstruosos. Las secuelas de los momentos más tristes de mi vida, la alegría ensombrecida por el nacimiento de mi hermano, las expectativas decepcionantes de cada situación, el apego equivocado, la aceptación con el dolor anestesiado con el simple objetivo de ser amada.
Cada necesidad de mi intoxicado cuerpo, representaba un dolor que tenía que salir de mi alma.
En las consultas con el psicólogo del centro, me comencé a encontrar y aprender a entenderme a mí misma, a la Camila, sensible, llena de amor, reflexiva y con deseos de superarse.
Comencé a dejar de lado los resentimientos que me carcomían por dentro y que me llevaban de nuevo al precipicio. Me preguntaba:-¿Cuánto tiempo he dejado de lado a mamá y a Nicolás, por pensar en mí?-
Criticaba la actitud egoísta de mi padre, sin darme cuenta que mi actitud dañaba el corazón sufrido de mi madre.
Cada semana que pasaba durante este proceso, venía el Dr. Fuentes, me revisaba y me preguntaba cómo me sentía.
Al principio pensaba:-¿Qué consejo me puede dar este médico?, si ni siquiera sabe nada de mi-
Pero las palabras del Dr. Fuentes, empezaron a entrar en mi mente, me hacían reflexionar.
Nuestros temas de conversación se hacían cada vez más divertidos, como cuando me contó que en el colegio lo fastidiaban porque era gordito, pero a él nunca le importó. Me decía: – mi familia siempre ha sido lo más importante para mí-.
Una de las tantas semanas que vino, me dijo:-Camila, creo que ya nos vamos conociendo varios meses, no me digas Dr. Fuentes, dime Felipe.
Yo le sonreí diciéndole:- ok te diré Felipe-.
Me sentí rara, siempre lo había visto como el Dr. Fuentes y la verdad me sentía muy cómoda al lado de él, era muy empático, buen amigo y era muuuuuy gracioso.
Los días Domingos eran los días de visita, al inicio de mi tratamiento esos días eran terribles, no quería ver a mi mamá y menos a mi papá, creo que era parte de mi proceso interno.
Pero a medida que pasaron los meses, mi corazón se fue reconciliando con cada uno de ellos, entendiendo que cada persona repite patrones aprendidos durante su niñez, mi mamá cuando vivía con sus padres, se sentía sola igual que yo y sus padres trabajaban para mantenerla a ella y a sus dos hermanas.
Y mi padre, fue siempre mimado, hizo lo que quiso, era egoísta e inmaduro igual que su padre, el menor de su casa y su mamá era una buena mujer pero de personalidad débil, no tuvo ejemplo de lucha.
Me encontraba en el 6to mes de rehabilitación , el psicólogo empezó a hacer dinámicas grupales entre todos los pacientes que teníamos el mismo problema.
Aquí cada uno tenía que contar sus experiencias y sentimientos frente a esta lucha por la sobriedad.
Al principio reconozco que me costaba mucho abrirme y contar mis problemas, pero luego sentía que todos éramos uno, el sentido de pertenecer a un grupo que te entiende, que te acepta como eres y que te da la fuerza para seguir adelante, con la libertad de querer o no estar juntos, es una gran ayuda para la recuperación.
Como todas las semanas , Felipe Fuentes venía a chequearme y a conversar conmigo:
-Camila , no sabes cómo espero la semana para ver como sigues, después de verte y ver a otros pacientes, me quedo siempre pensando en lo que conversamos esa semana, ¿Cómo estás hoy?- me dijo.
-Cada día me siento mejor y entre las reuniones de grupo y nuestra amena conversación cada semana, cuento los días para regresar a mi vida ,retomar mi carrera y mis metas que dejé postergadas-le dije.
-¡Cuéntame de tu metas!, hasta ahora no me habías hablado de ellas- me respondió.
– Bueno, si te comenté que había hecho solo un año y medio de Economía, quisiera regresar a la universidad, terminar mi carrera y más adelante quizás conozca a alguien que me ame de verdad y pueda tener una familia, pero totalmente diferente a la mía -le dije.
– Camila nunca es tarde para volver a empezar, yo te llevo 8 años y algo que nunca te comenté es que tuve una novia y me iba a casar hace un par de años, actualmente es doctora igual que yo, pero lamentablemente no era muy estable emocionalmente, tomó una mala decisión que yo no pude aceptar y por eso terminamos- me dijo con total sinceridad.
No me había puesto a pensar que Felipe no solo era mi doctor, mi amigo y confidente, sino que detrás de ese uniforme había una persona, como yo, que tenía sentimientos y que cualquier chica que estuviera con él sería muy feliz.
-Felipe, cuanto lo siento, debes haber sufrido mucho-le dije.
-Sufrí al inicio, pero luego me di cuenta que las cosas siempre pasan por algo, como por ejemplo haberte conocido-me dijo.
En ese momento me sonrojé, me pregunté:- ¿me estará seduciendo?-, pero me gustaba la idea
-¿así se sentirá que te guste alguien de verdad?-pensé.
– Camila te has quedado callada, ¿te pasa algo?- me preguntó.
-Es que me has hecho pensar, yo también me siento feliz de haberte conocido-le dije.
Felipe me agarró las manos me miró a los ojos: -eres una chica maravillosa como pocas- me dijo besando mis manos.
Me embargó un sentimiento de ternura con ilusión, lo miré y le dije:-Gracias Felipe por tus palabras me hacen sentir que el estar acá no ha sido en vano.
Faltaba un mes para que me den de alta. Durante todo este tiempo veía a Felipe 2 veces por semana, él hacía lo indecible por buscar una excusa y verme y yo esperaba impaciente el poder verlo. Los Domingos familiares se volvían cada vez más deseados, mis padres entendieron que el seguir juntos en esa deteriorada y mala relación, no solo los dañaba a los dos sino a Nicolás y a mí . Se separaron, pero creo que fue lo mejor para todos, mi padre venía a visitarme solo y tuvimos la oportunidad de conversar de muchas cosas. Mi mamá y Nicolás estaban más tranquilos y contentos porque yo ya regresaba a casa.
Llegó el día, me dieron de alta, me daba mucha pena irme, porque el centro había sido mi segunda casa , nos abrazamos todos los integrantes del grupo de terapias , con mucha energía y alegría, porque yo era una integrante más que salía del centro sobria y empezando un nuevo camino. Estaba muy emocionada pero a la vez tenía miedo de regresar al mundo real y recaer.
Una de las condiciones del alta era que tenía que seguir en contacto con mi grupo terapéutico , continuar con el psicólogo y el psiquiatra.
Mi mamá y Nicolás vinieron a recogerme, los abracé y besé con mucha emoción.
De ahí volteé hacia el pasadizo y pensé-¿dónde estará Felipe?, a lo mejor, como ya dejé de ser su paciente, ya no le importo-.
Cuando nos estábamos despidiendo de las personas que me atendieron y me apoyaron,
Felipe vino corriendo: -¡Sabía que te ibas hoy pero no tan temprano!- me dijo agitado.
-¡Dr. Fuentes!, muchas gracias por haber cuidado a mi Cami-, le dijo mamá agradecida.
-Señora, no tiene nada que agradecer, su hija es una chica maravillosa-le respondió mirándome fijamente.
Al parecer mi mamá se dió cuenta de que él me quería decir algo:-Cami me voy llevando la maleta con Nicolás, te esperamos en el carro- me dijo.
Felipe se despidió de mi madre y de Nicolás y se acercó a mí. -No sabía que iba a pasar, pero pasara lo que pasara, ya estaba preparada, total…. peores cosas de las que ya había experimentado no me iban a suceder- pensé.
-Camila, todo este año que nos hemos ido conociendo, que nos hemos reído, que hemos llorado, que nos hemos apoyado, no ha sido en vano y yo creo que es el momento de decirte que te amo, no podía decírtelo antes, pero ahora sí porque ya no eres mi paciente.
Quiero pedirte que seas mi novia- me dijo acercándose a mí y mirándome fijamente con sus penetrantes y sinceros ojos.
Me sentí envuelta en una emoción tan grande que lo primero que hice fue acercarme a sus labios y besarlo profundamente, como si nunca antes hubiera besado a alguien, lo miré y le dije-¡Felipe esta es una maravillosa sorpresa!, sí , sí quiero ser tu novia –
Felipe me cogió de la mano, pero esta vez sí era para algo bueno, se acercó a mamá y a Nicolás y les dijo:-Camila y yo somos novios y les prometo, que esperaré que acabe su carrera, así como la he esperado todo este tiempo-
Mi mamá y Nicolás nos abrazaron con mucha emoción:-Es una linda noticia- dijo mamá emocionada.
Esa emoción que mi madre sentía estaba en sintonía con la mía, que cercanas y tan distantes hemos estado una de la otra. La miré con emoción , la abracé fuertemente y le dije: -te quiero mamá, ahora me doy cuenta que siempre deseaste y deseas lo mejor para mí. Nicolás es nuestro regalo y tenemos la dicha de gozarlo juntas-
-Señora, no quiero ser descortés , pero ¿le importaría si yo llevo a Camila en mi auto a su casa?-le dijo.
-Al contrario, Nicolás y yo vamos avanzando ,nos encontramos en la casa, adiós- dijo mamá.
Mientras caminábamos con Felipe a su auto, él me tomaba de la mano, me sentía protegida y valorada por él , ya no tenía miedo a nada, estaba segura que ya no volvería a recaer, era el inicio de una nueva etapa para mí y para los dos.
Empecé el 3er ciclo de Economía como lo había planeado, cada mañana cuando despierto agradezco el estar viva , el estar sobria y el ser amada.
Las heridas del pasado quedarán marcadas por siempre en mi corazón , pero no con rencores ni tristezas, sino como un aprendizaje de vida, como pétalos suaves que la cubren y alivian con amor.
El amor de mi madre, quien siempre me quiso proteger, pero no me di cuenta hasta hoy.
El amor sano y comprometido de Felipe, con quien me siento plena y muy probablemente como van las cosas nos casaremos más pronto de lo que pensamos.
Pero HOY es el mejor momento de mi vida y no quiero dejar de disfrutarlo ni siquiera un segundo.
Algo que aprendí y lo doy como un consejo:-Si alguien te interesa y vale la pena, no l@ dejes ir. Pero anda con cuidado, muchas veces las caras bonitas y las perfecciones aparentes, no necesariamente son reales.
Muy buena historia ojala y la lean los jovenes de hoy en dia