Quisiste protegerme, pero… …no me di cuenta – Capítulo II

CAPITULO II

Nicolás era un bebé muy hermoso, yo lo adoraba, pero mi mamá no supo manejar su falta de afecto hacia mí ,la demanda de un bebé recién nacido y su trabajo.

Cada vez que hablaba con ella para contarle algo andaba fastidiada, cuando le hablaba no me respondía, simplemente no me escuchaba, estaba pensando en otras cosas. Y mi papá estaba en su mundo como siempre.

Me comencé a aislar en mi habitación, ponía mi música a todo volumen, quería huir de  lo que me rodeaba, solo era mi mundo y yo. Salía de mi cuarto solamente para ver a Nicolás, porque mi mamá trabajaba todo el día y tenía muy poco tiempo para él , cuando dormía me acercaba a su cuna y pensaba:-así estuve como tú sola, pero por suerte me tienes a mí, siempre estaré contigo-.

Terminé el colegio cuando Nicolás ya había cumplido 2 años. Él empezaba a vivir y yo empezaba la vida de adulta, la universidad.

Me había costado mucho definir cuál iba a ser mi profesión, pero finalmente ingresé a la Facultad de Economía a los 17 años.

Era otro mundo, recién empezaba a conocer a mis compañeros de facultad. Nunca me voy a olvidar de mi primera clase, no sabía dónde estaba mi aula y cuando llegué al salón, este  ya estaba lleno, veía caras que nunca  antes había visto,  lo que significaba que tenía que hacer nuevas amigas y amigos, ya que mis amigas del cole habían optado por otras carreras.

Mi timidez era muy marcada, me costaba mucho socializar, pero hay cosas en la vida que cuestan trabajo y esfuerzo, pero cuando las realizamos nos sentimos muy bien.

Lo que si me llamaba mucho la atención era ver chicos, los veía guapísimos a todos.

Y habían muchas chicas que eran espectaculares, como  Aranxa, la chica más popular y bonita de la universidad, quien paraba con Valentina y Mariella. Ellas eran igual de regias que Aranxa.

En los ratos libres que tenía, las veía pasar y no dejaba de mirarlas y admirarlas, sobre todo a Aranxa, alta, delgada y muy bien formada. Decían que en el colegio no había sido tan bonita, pero que en el último año se convirtió en un hermoso cisne.

Cuando íbamos a alguna reunión en la que coincidíamos, todos los chicos más guapos de la fiesta estaban alrededor de ellas, solo de ellas, las demás no existíamos.

Siempre me he considerado una mujer de rostro hermoso, de ojos verdes grandes , cabello castaño largo, alta, un poco llenita , porque me gustaba comer, pero al lado de ellas me sentía totalmente opacada, ya que además de ser bonitas, sus padres eran adinerados y siempre andaban vestidas con la última moda.

En una de las reuniones que coincidimos conocí a Martín, uno de los chicos más guapos de la fiesta, quien también estaba en mi universidad. Me había acercado a la barra de tragos a pedirme una cerveza y me encontré con la sorpresa que estaba al lado mío pidiéndose lo mismo, el volteo me miró y me dijo:-Una chica tan linda como tú pide lo mismo que yo, esto no es coincidencia-.

Me ruboricé, nunca un chico tan guapo me había dicho eso. -¿Por qué  me dices eso?-le pregunté.

-No se ……me nació, la música esta buena, bailamos?.- me dijo.

-¡Es increíble estar bailando con él!, además baila muy bien, me encanta…es muy divertido!!-pensaba.

Mientras bailábamos, observaba a lo lejos a Aranxa y su grupo de amigas y amigos mirándonos, haciéndole señas a Martín.

-Ven, vamos, mis amigos quieren conocerte- me dijo, llevándome de la mano donde ellos.

-Hola soy Aranxa, siempre nos vemos en la universidad ¿conoces a Valentina y Mariella?- Me dijo.

– Yo soy Camila, Si claro, ¡siempre las veo ahí !, ¿en qué ciclo están?!- les dije.

-Yo estoy en 3er ciclo, ¿y tú?-.me dijo.

-Yo recién estoy en el 1ero- le dije.

-Martín,  ¡te veo muy emocionado como hacía tiempo no te veía!, pórtate bien con Camila-le dijo.

-Ay Aranxa, tu siempre fastidiando, que va a pensar Camila- le dijo.

-Camila, no perdamos tiempo, ven conmigo vamos a bailar y aprovechemos la noche-me dijo Martín.

Los comentarios de Aranxa me llamaron la atención:-me da la impresión de que está celosa-.pensé.

Bailábamos, íbamos a la barra, brindábamos, nos reíamos de todo, sentía como si lo conociera de toda la vida. Me empecé a sentir mal y le dije:-Martín me siento mal, voy a ir al baño-

Cuando caminaba sentía que caminaba sobre nubes, todo me daba vueltas, llegué con las justas al baño y arrojé todo lo que tenía en el estómago. Nunca me había sentido tan mal.

Me lavé la cara, me enjuagué la boca, pero igual me seguía sintiendo muy mal, salí del baño a buscar a Martín , pero no estaba en la barra, estaba con un grupo de amigos en una esquina, no me terminaba de dar cuenta lo que estaban haciendo. Me acerqué y le dije: -Martín voy a pedirme un taxi, me siento muy mal-.

Martín me miró con asombro, como si yo lo hubiera descubierto haciendo algo, que él no quería que viera, pero me sentía tan mal que lo pasé por alto.

-Camila, no te vayas yo te acompaño en el taxi a tu casa , más bien tengo la cura para que te sientas bien-, me dijo.

-¿Cuál?-le pregunté.

-Ven acompáñame afuera y te enseño-me dijo abrazándome y besándome .

Salimos juntos y sacó una bolsita pequeña de su bolsillo, tenía un polvo blanco, cogió una pequeña cantidad, la puso en su DNI  y se la metió en sus fosas nasales. -Mira, yo aspiro esto por mi nariz cuando se me pasan los tragos y quedo como nuevo-me dijo.

-Pero, ¿eso no te hace daño?- le dije.

-Claro, hace daño cuando lo haces a cada rato, pero yo lo hago solo en estas situaciones que no son comunes- acercándose a mi cuello y besándolo sensualmente.

Nunca antes me había sentido así y me gustó, -¿si esto me gusta porque no me puede gustar probar lo otro?-pensé.

-A ver invítame un poquito, pero explícame cómo hacerlo- le dije.

Martín cogió su tarjeta colocó polvo sobre ella , la acercó a mi nariz y me dijo: -aspiras un poco y ya está-

Aspiré y me ardió mucho la nariz- auuuu me duele, no me dijiste que dolía – le dije.

-Eso es un ratito,¡ ahorita te vas a sentir como nunca!-me dijo.

La sensación que tuve fue muy extraña, sentía dormida la nariz y la lengua, se me hacía difícil hablar-Martín me siento muy rara, todos mis sentidos están amplificados,¡ tengo ganas de hacer muuuuuchas  cosas!, vamos a bailar- jalándolo a la pista de baile.

En ese momento el tiempo se detuvo para mí, bailábamos , nos besábamos, nos fuimos juntos de la fiesta a un hotel, hicimos el amor muchas veces, no sentí ni el dolor de perder mi virginidad, todo era como si estuviera suspendida en el aire, todo era solo placer, el sufrimiento no existía. -Martín , me siento tan bien que no quiero que esto se acabe- le decía, mientras me besaba apasionadamente.

Estaba totalmente desinhibida. Después de tanta confusión quedamos profundamente dormidos.

Me levanté, estaba desnuda, Martín estaba a mi costado durmiendo, pensé inmediatamente- me tengo que ir, es de día, no sé dónde he puesto mi celular-

Sentía como si me hubieran agarrado a palos, pero más me preocupaba mi mamá y mi papá , encontré mi celular, estaba sin batería, -¿ahora que les digo?-. Me fui al baño y tenía todo el rímel corrido, me lavé la cara, traté de limpiarme lo mejor que pude, pero era imposible ocultar la mala noche.

Desperté a Martín y le dije:-Martín llévame a mi casa por favor-

Martín no se podía levantar- ¿Cómo me iba a llevar a mi casa en ese estado?-pensé .

Me cambie rápidamente, cogí mis cosas y me fui, tomé el primer taxi que  pasó y me dirigí a mi casa.

Cuando llegué no encontraba mis llaves, no me atrevía a afrontar esta situación con mis padres, tomé aire y toqué el timbre.

Me abrió mi mamá y lo primero que hizo fue cachetearme y jalarme de los pelos llevándome hacia adentro gritando-¡que te has creído, mírate la pinta!, ¿Dónde has estado?, ¿sabes qué hora es?, son las 11 de la mañana, te fuiste anoche y vienes al día siguiente, ¿Dónde crees que estás?-

No sabía que contestarle, a pesar de que no me arrepentía de haber hecho lo que hice, la miré y le dije:-se me trepó el trago y una amiga de la universidad me llevó a su casa para darme algo caliente, mi celular se quedó sin batería, no te podía llamar y luego me quedé dormida, perdón mamá-.

-¿Es cierto lo que me estás diciendo?, ¿Cómo se llama tu amiga?- me preguntó.

-Aranxa, vive en San Isidro, cerca de la fiesta, está en 2do ciclo y nos hemos hecho amigas- le dije.

-Camila, esto no puede volver a pasar, la próxima vez te llevará y recogerá tu papá, -¿no es así Jorge?-le dijo.

Papá la miró y le dijo-por supuesto amor, eso no puede volver a pasar Camila, así va a tener que ser-

Me fui a mi dormitorio, me sentía la persona más cínica y mentirosa del mundo, pero quería volver a ver a Martín y si les decía lo que realmente pasó , quizás no me dejarían volverlo a ver.

No podía dejar de pensar en lo que había pasado la noche anterior, cada vez que me acordaba, sonreía, no dicen que “el que solo se ríe, de sus maldades se acuerda”, tal cual.

Era Lunes y estaba entrando a mi salón cuando Martín me sorprende en el camino:-Martín, ¿Qué te pasó?, desde la noche del viernes no sé nada de ti!-le dije.

-Ay Cami, mi amor, el Sábado me quede dormido todo el día y cuando vi que era de noche, me fui a mi casa, mi celular estaba sin batería y ya no te pude llamar-me dijo, acercando sus labios a los míos.

-Martín después hablamos, tengo que ir a mi clase, estoy tarde, a la salida conversamos – le dije.

Me fui rápidamente, me sentía avergonzada y a la vez hubiera querido quedarme en ese instante con él, pero sentía que era demasiada irresponsabilidad, -no puedo fallar en mis estudios-pensé.

Cuando estaba saliendo de la universidad, se me acercaron Aranxa y sus amigas: – Hola Camila, ¿Cómo te fue el viernes, de la nada Martín y tu desaparecieron?, ¿Qué habrían estado haciendo?- me dijo Aranxa con ironía.

Me sonrojé y le dije:- estábamos en la fiesta, pero después no las vimos-

-Mira mi reina, engaña a quien quieras con tu cuentito, pero a nosotras no, sabemos perfectamente de que pie cojea Martín , no me digas o me parece que no te has dado cuenta-me dijo asombrada al ver mi expresión.

-En verdad Aranxa estoy confundida, no sé de qué me estás hablando-le dije preocupada.

-A pesar de que Martín es mi amigo, lo único que te puedo decir es que tengas cuidado con él , eres una buena chica, no te dejes engañar.-me dijo.

Me sentí muy mal con su comentario, -¿será cierto que Martín no es tan buena persona como aparentaba ser?- pensaba.

Salí rápidamente de la universidad y me fui directo a casa, cuando llegué estaba Nicolás , quien me esperaba siempre con una sonrisa, estaba con Alicia a quien saludé rápidamente para irme a mi cuarto y que no me preguntara nada, pero Alicia tenía la  habilidad de darse cuenta cuando algo me pasaba.

-Camila, te veo rara, ¿te pasa algo?- me preguntó.

-No Alicia todo está bien,  me encerré en mi cuarto y no podía dejar de llorar, tenía miedo de que fueran ciertas las palabras de Aranxa, yo quería seguir con Martín, -quizás conmigo sería diferente- pensaba.

-Sonó mi celular, era un número desconocido, ¿sería Martín?, -Aló?- contesté.

-Aló, Camila, mi amor soy yo; Martín- me dijo.

-Hooola Martín, ¿Cómo conseguiste mi teléfono?- le pregunté.

-Pero si tú me lo diste el Viernes, ¿no te acuerdas?- me dijo.

-La verdad no , pero me gusta que me hayas llamado-le dije.

-Si y te he extrañado mucho , ¿Cuándo nos podemos volver a ver?- me preguntó.

Me acordaba de esa noche que estuvimos juntos y me excitaba la idea de volver a experimentar lo mismo con él.

-Los  jueves termino mis clases a las 5pm, fácil de ahí nos podemos ir a algún lugar juntos- le dije.

-Ya genial, yo te busco en la Universidad y nos vamos en mi carro.- me respondió.

-¿Qué le iba a decir a mamá?, que iría a estudiar a la casa de Aranxa y como el trabajo era largo me quedaría a dormir en su casa-pensaba.

Y así fue,  mentí nuevamente a mis padres, por el deseo de estar con Martín.

Martín se convirtió en una obsesión y el deseo de estar en todo momento con él era incontrolable.

Ese día me recogió de la universidad,  nos compramos cervezas, cigarros y por supuesto Martín  traía su cuota de cocaína. La pasábamos muy bien, nos fuimos al mismo hotel y hacimos el amor muchas veces, en todas las formas, sin inhibiciones.

Al día siguiente tenía clases en la mañana, me desperté y faltaba 1 hora para la clase, me quería levantar y no podía, sentía que mi cuerpo pesaba más de lo normal, me dolía mucho la cabeza, no me di cuenta y me volví a dormir,- ¡las 11!, ¿Cómo pudo haber pasado el tiempo tan rápido? ¡Perdí mi clase!- pensaba, mientras sentía una sequedad en la boca inusual, solo quería tomar agua, no tenía hambre, me sentía anímicamente hasta las patas.

Teníamos que cambiar de día, mis padres no se iban a volver a comer el cuento y yo no quería que me vaya mal en mis estudios.

Traté de levantar a Martín, pero fue igual que la vez anterior, estaba tan dormido, que podía pasar un camión encima de él y no se levantaba. Antes de irme me quede mirándolo, era tan guapo, con su cabello castaño, lacio y alborotado, sus facciones masculinas bien marcadas y esos ojos cerrados, que cuando se abrían tenían un color granadilla oscuro. -creo que te estoy amando, sé que hay cosas que no debería estar haciendo contigo, pero ya no me puedo separar de ti-pensaba.

En mi casa las cosas iban de mal en peor. Mis papás se peleaban siempre, mi mamá venía de trabajar, veía un ratito a Nicolás, con las justas me saludaba y salía arreglada de la casa.

Mi papá, cada vez más indiferente, sus desaparecidas eran más frecuentes y mi mamá ya no las podía manejar.

Yo por otro lado, cambié mis días con Martín a los Viernes, como mi papá ya no regresaba a dormir a la casa ,mi mamá llegaba tardísimo y se quedaba dormida toda la mañana, ni cuenta se daba de la hora que llegaba. La única que estaba preocupada por la situación era Alicia, quien me decía:-Camila, tus papás no se dan cuenta pero yo si de la hora en que estás llegando, ¿estás con alguien?-me dijo.

-Estoy saliendo con un amigo, pero no siempre-le contesté.

-¿Y porque estás llegando todos los sábados a las 10 de la mañana?, de repente las amigas con las que paras no son buena influencia para ti-me dijo.

-Alicia no te preocupes tanto, estoy bien, todas las chicas de mi edad hacen lo mismo- le respondí.

-Bueno, si te sigo viendo llegar a la hora que llegas y lo sigues haciendo a escondidas me voy a ver obligada a decirle a tu mamá-me dijo molesta.

-Mira Alicia, yo hago lo que me da la gana, al final a mi mamá le importo muy poco,  es más nunca le importé y tú eres una simple empleada de la casa, así que no te metas conmigo, encárgate de tus ocupaciones, que ya tienes bastantes-le respondí bruscamente, como nunca antes lo había hecho.

Ella me miró con lágrimas en sus ojos y se fue a seguir con sus obligaciones.

Me sentí muy mal, porque la quería mucho y no le quería hacer daño, pero yo misma no me reconocía, estaba más irritable que nunca, solo me interesaba estar con Martín y sentirme como me sentía al lado de él, cuando tomábamos, cuando aspirábamos coca y hacíamos lo que nos provocaba en ese momento, solo éramos él y yo. Mi mundo solitario y triste  se desvanecía en ese momento, era una felicidad y excitación que nunca  antes había experimentado,-eso es amor- pensaba.

Pero sentía que vernos solo los Viernes era muy poco, lo necesitaba, necesitaba esa euforia, esa emoción, cogí mi celular y le escribí:-Martín, ¿en qué andas?.-

-Acá levantándome, qué tal nochecita -me escribió .

-¡Quiero verte hoy, quiero estar contigo! Estoy muy triste -le escribí.

-Mira Cami, hoy no nos podemos ver, tengo un compromiso con mis papás y unos amigos, no quiero que estés triste, pero podemos vernos el Martes y el próximo fin de semana, ¿no te emociona?-me contestó.

– ¡Que  pena!, te quiero….-le respondí.

Pero no había forma de quitarme esa sensación de estarme hundiendo en un hoyo,me eché en mi cama y miraba una foto que Martín y yo nos habíamos tomado y no podía dejar de llorar, era una tristeza intensa, nunca antes me había sentido así, definitivamente había un sentimiento fuerte hacia él, -creo que es amor- pensaba, pero la espera se me hacía eterna.

Era Lunes, mi estado anímico estaba mejorando porque mañana iba a verlo. Estaba haciendo tiempo esperando mi siguiente clase y se me acercó Aranxa. Para variar espectacular, aunque yo ya estaba más delgada, porque últimamente estaba sin apetito, me había dado cuenta que el consumir cocaína me lo quitaba y consideraba que era un beneficio más para seguir consumiéndola. Me veía en el espejo y me estaba dando cuenta de que no solo mi cara era bonita, sino que mi cuerpo también.

Aranxa no era tan amiga mia, pero era mejor persona de lo que aparentaba y tenía muchas veces comentarios bastante atinados.

-:- Camila, sé que no somos muy amigas, pero tú me caes bien,  la actitud de Martín no me está gustando-.

-No sé a qué te refieres, Martín y yo estamos bien- le dije.

– Te voy a decir algo pero tómalo a bien, tu ve si lo haces o no, Martín los Sábados sale con otra chica y hace lo mismo que contigo-me dijo.

-Mira Aranxa, siempre pensé que sentías algo por Martín, pero ahora lo tengo claro, él es una buena persona. Yo lo amo y él también a mí y no nos vas a separar -le dije yéndome muy molesta.

A pesar de mi molestia, comencé a pensar en las palabras de Aranxa, era verdad que yo solo veía a Martín los días Viernes, pero los Sábados en la noche había siempre una excusa , me decía que se había quedado dormido y  había puesto su celular en vibrador, por eso no respondía mis llamadas.

-No puede ser, a lo mejor es coincidencia, a lo mejor Aranxa efectivamente nos quiere separar, mañana hablaré con él, estoy segura que todo es una mentira, no lo creo capaz-pensé.

Era Martes, terminaron mis clases y como siempre Martín me recogió-¡Cami te he extrañado mucho, no sabes lo feliz que estoy de verte! – me dijo efusivamente.

-No le voy a decir nada, para que voy a opacar este momento tan lindo, está tan feliz como yo de verme-pensé.

-¡Hola Martín, te extrañé mucho!- le dije abrazándolo y besándolo apasionadamente.

Llegamos al mismo hotel de siempre, mientras subíamos al cuarto, yo me adelantaba pensando en consumir y tomar, perder el control de mi cuerpo y abandonarme con él en esa sensación inigualable.

-Martín, cada vez que estoy contigo me siento increíble, ¿tú?- le dije después de haber hecho lo que siempre hacíamos.

-Yo también Cami- me respondía mientras tomaba de una botella de cerveza.

-Martín, quiero verte mañana, no quiero esperar hasta el Viernes,¡te necesito!-le dije.

-¿Mañana? No puedo, tengo que marcar tarjeta en mi casa, sino mi viejo me quita el carro y la propina  y tú sabes que eso es básico para estar juntos–me dijo.

-¿Acaso no podemos vernos aunque sea un ratito?, es que me voy a deprimir horrible- le dije.

-¡No Camila!, no tenemos que vernos siempre, ¡ así estamos bien!.-me respondió bruscamente y se paró muy fastidiado.

-Sabes,¡ me voy!, no me gusta que me presionen.- me dijo molesto.

-Pero…. Yo no te estoy presionando, sólo quería verte un poco más – le dije con voz entrecortada.

Martín salió y cerró la puerta del cuarto y yo me quedé paralizada llorando, nunca lo había visto antes así, era un dolor intenso, pero todavía pensaba que esto era momentáneo, que luego todo se arreglaría, me sequé las lágrimas , salí del hotel y me fui a casa.

Al día siguiente, llegué a la Universidad y pensé cruzármelo como todos los días, pero ese día no lo vi, era como si se hubiera borrado del mapa. A la salida tampoco lo vi, -qué raro ¿le habrá pasado algo?- pensé.

Traté de llamarlo, pero fue en vano, su teléfono sonaba como si estuviera apagado.

Me comencé a sentir mal, muy mal. Ya no tenía deseo de ir a la Universidad, me sentía muy deprimida y no dejaba de llorar.

Era Viernes y no sabía nada de él, el Sábado no pude esperar más, llegó la noche y me fui a buscarlo al hotel, esperé hasta que llegara y efectivamente, tal cual me había dicho Aranxa, lo vi entrando al hotel con otra chica. Corrí a hablar con él y le grité :-¡así que no te gusta que te presionen y estas acá con otra haciéndole lo mismo que me hiciste a mí!-.

-La verdad es que no sé qué te pasa, estaba clarísimo que ya no estamos juntos, porque me haces todo este problema-. Me dijo, cogiendo del brazo a la otra chica y entrando al ascensor.

-Pero eso no era lo que me dijiste-le contesté llorando, mientras la puerta se cerraba.

No sabía qué hacer, me sentía traicionada, usada , pero lo necesitaba, necesitaba sentir lo mismo que había sentido con él, necesitaba la coca, con ella estaría mejor.

(Continuará)

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