A través de una de sus tantas amigas , conoció a Gisella , una chica muy bonita de pelo claro ojos marrones grandes ,con un cuerpo bien proporcionado, era la envidia de todas las chicas en ese momento,siempre andaba rodeada de amigas bonitas y todos los chicos querían salir con ella.
Inclusive las malas lenguas decían que era bien experimentada, que había estado con muchos hombres e inclusive había dejado a algunos en un estado de depresión tremenda.
Juan Carlos se quedó prendado de su belleza, tanto así que una noche de tantas que salió,la vio y se atrevió a invitarle un trago. -Hola Gisella ¿ te importaría si te invitara algo de tomar?-le dijo.
-Me encantaría, dijo Gisella, coqueteando.
Bailaron y conversaron toda la noche:-¡no puedo creer!, hacía tiempo que no me sentía así- decía Juan Carlos.
Pasaron las horas y la conversación ya no fue solo conversación, empezaron los besos, los abrazos y Juan Carlos le dice:- Vámonos a mi departamento ahí vamos a estar más cómodos-.
Gisella aceptó, ella sabía que él tenía un departamento lujoso y quería conocerlo, además sabía cuáles eran las debilidades de Juan Carlos.
Gisella entró al departamento con Juan Carlos y le dijo:-¡que lindo tu departamento!, si tuviera que comprarme uno, sería como este, pero lamentablemente, ser Hostess de una aerolínea no da tanto y solo me puedo conformar con el mini departamento que alquilo.
-Si viviéramos juntos, podrías tener esto y mucho más – le dijo Juan Carlos.
Gisella miró a Juan Carlos y lo beso en todas las partes del cuerpo que un hombre desearía, terminaron juntos en la cama hasta el día siguiente.
Juan Carlos se levantó temprano y pensó: -¡qué tal noche!, realmente es maravillosa y ¡me vuelve loco!
Gisella, en cambio, se levantó y pensó: -creo que ya lo tengo en mis manos, a este lo sangro y paso la página –
Juan Carlos le reiteró a Gisella que vivieran juntos y ella aceptó muy contenta.
Así que mientras recogía las cosas de su departamento , apareció Sergio, su ex pareja, con el que a veces salía y estaban juntos, pero su relación con él no era nada formal.
-¿A dónde crees que vas?- decía.
– A vivir con alguien que me va a tratar como una reina y que no es un pelagato como tu -.decia Gisella.
-¿ Y crees que ese sonso no se va a dar cuenta de que eres una convenida?, que yooo te gusto muuuchooo – decia mientras la apretaba contra él.
-Déjame , no me importas ni tú ni él, me es transparente-decía mientras se iba con su maleta a su carro.
Gisella y Juan Carlos empezaron a vivir juntos, durante los primeros meses todo era color de rosa, se llevaban muy bien.
Gisella preparaba el desayuno en las mañanas, cuando Juan Carlos venía de trabajar, salían juntos a comer, iban juntos al gimnasio y hacían el amor.
-Amor no sabes lo feliz que me siento viviendo contigo, eres maravillosa- decía Juan Carlos.
-Yo también me siento igual, aunque a veces un poco solita, porque tú sabes que por mi trabajo tengo varias mañanas libres y me gustaría estar más tiempo contigo.
¡¡ Ay!!, te cuento que ayer vi en una vitrina del centro comercial, un vestido hermoso, perooooo no me va a alcanzar para comprármelo-decía.
-Hoy mismo te saco una tarjeta de crédito para que dispongas del efectivo que quieras-, decía.
-Ay amor tu siempre tan lindo y pensando en mi…te lo recompensaré más tarde, te amo-decía Gisella.
Juan Carlos confiaba demasiado en ella y creía que lo que le decía era sincero, él era muy noble de corazón y la protegía. Gisella en cambio, utilizaba la tarjeta de crédito en todo lo que podía paraba más en las tiendas que en el departamento de Juan Carlos. Aprovechaba los fines de semana que viajaba, para divertirse con sus compañeros de trabajo, ir a las discotecas ,tomar y bailar hasta el amanecer.
Un día de tantos que Juan Carlos llegaba a su oficina, se da cuenta de que se había olvidado de su celular y tenía que hacer llamadas importantes, decide regresar a su departamento y cuando abre la puerta, escucha la voz de Gisella y la de un hombre, el sonido venía de su dormitorio, camina lentamente hacia él y escucha: -Sergio, te tienes que ir, no quiero que nadie sospeche que estás acá-,decía Gisella.
-Gisella, no podemos seguir así, tu metida en esta farsa y yo allá deseándote -, decía Sergio.
-Sergio déjame sacarle un departamento a Juan Carlos y te prometo que ya no me vas a extrañar. Ahora ándate!, decía Gisella.
Juan Carlos en ese momento sintió una ira interna, había sido traicionado , pero esta vez ya era demasiado para él:
-¡Gisella qué significa esto!, no lo puedo creer!!, en este instante coges tus cosas y se van tú y amante ¡lárguense en este momento de mi casa!! , ¡eres una aprovechadora!l , -decía Juan Carlos.
Gisella lloraba, le rogaba a Juan Carlos que la perdone, él en un momento dudó, pero luego decidido le dijo: -Hasta nunca Gisella, fuiste la persona que por fin me ayudó a sacarme la venda de los ojos-, dijo Juan Carlos con voz melancólica.
Durante toda la noche, Juan Carlos no pudo dormir, no era solo el dolor de haber sido traicionado, de haber sido incondicional, sino de haber repetido una historia que para él ya era conocida.
-Siempre me he lamentado de mi mala suerte en el amor, pero ahora me doy cuenta, que yo soy el que escojo mal, ¿porqué en la fiesta de la universidad en vez de estar toda la noche con Gaby,que me hacía sentir tan bien, acepte las migajas de Michelle?., decía.
-He tenido la posibilidad de salir con chicas que valían la pena, ¡pero siempre he creido que merecía algo mejor!, buscando siempre en otro puerto, no contentándome con lo que tengo, ¡como si yo fuera la gran cosa!. Y solo soy un hombre: común y corriente, inseguro y encima utilizado-decía.
A la mañana siguiente, Juan Carlos decidió volver a empezar una vida diferente, ya no iba a ser el conquistador, iba a ser el Juan Carlos que dejó enterrado cuando estaba en la universidad y tenía largas conversaciones con amigos y amigas. Cuando disfrutaba junto con ellos de las cosas simples como ir al malecón a mirar la puesta del sol. Ir a la playa y disfrutar corriendo olas o haciendo fogatas y contando historias frente al fuego en un campamento.
Llendo a reuniones en donde todo lo que se hablaba o se decía no era juzgado, porque estaba rodeado de verdaderos amigos. Donde el disfrute se encontraba en la simpleza de la vida.
Comenzó a contactar a amigos y amigas que había dejado atrás , como Gaby, quien le contó que se había casado con un abogado y acababa de tener su primer bebé.
-Juan carlos, no sabes la alegría que me da volverte a ver, has vuelto a ser el de antes, quiero que seas el padrino de bautizo de mi bebé, justo a Alberto , mi esposo, le comenté y estuvo de acuerdo ,¿lo aceptarías? -decía Gaby.
-Por supuesto, sería un honor para mí-, decía Juan Carlos, quien no salía del asombro.
Llego el día del bautizo de Albertito, el hijo de Gaby.
Juan Carlos se había esmerado en buscarle a Albertito, algo que le recordara siempre a su padrino, le había mandado a hacer una medalla que en una de las caras tenía una imagen de un corazón ❤️ y en la cara de atrás decía” Yo me amo mucho”
Debajo del texto decía: Alberto y la fecha de su bautizo.
Gaby y Alberto, su esposo, abrazaron a Juan Carlos y le agradecieron por el lindo gesto.
Para Juan Carlos y sus amigos fue una noche inolvidable, bailaron, contaron chistes y anécdotas.
Juan Carlos al despedirse y retirarse de la reunión , sentía que hacía tiempo no se había sentido tan pleno y que de ahora en adelante con o sin alguien siempre seguiría fiel a su esencia, amándose incondicionalmente.
Fin…