¿POR QUÉ ME MOLESTABAN TANTO ERA MI CULPA O ERAN ELLOS?

 

 

Siempre he creído que a la fuerza tuve que crecer más rápido que los demás chicos de mi edad. Nunca fui la chica más tranquila de la clase o la más callada, siempre dije lo que pensaba, sin importar en qué situación o momento me encontraba, creo que eso influyó y hasta ahora influye en mi vida.

Me crié en provincia y cursé la primaria en un colegio religioso, en donde tenía muy buenas amigas.

Por problemas económicos mi mamá se vio obligada a venir a Lima para ganar más, eso significó que la secundaria la hiciera en Lima y separarme de mi mejor amiga, mi prima Ángela.

Entendimos que era parte de los que nos tocaba vivir y que nos veríamos en algún momento.

Alquilamos una casa pequeña en Pueblo Libre, matriculándome en un colegio que estaba cerca de donde vivíamos.

Hice amigos desde el primer día, como siempre fui sociable nunca tuve problemas en ese aspecto.

Los problemas comenzaron cuando empecé a mostrar mis habilidades en el baile, me gustaba mucho bailar marinera. En chiclayo había participado en varios concursos.

El profesor Bermejo, encargado del elenco de baile, me hizo unas pruebas y me sugirió ingresar a él.

Cuando lo vi tan atractivo, alto, de cabello castaño, ojos pardos y bailando con tanta destreza, me enamoré de él.

Era el asistente del profesor, muy atento y colaborador con todos y no solo me gustaba a mi, después me di cuenta de que a muchas más.

Él estaba en 4to de media y yo en 1ero. En el baile, como en todo era muy perfeccionista me frustraba con facilidad y decía: – No me sale, no me sale-dejando de bailar.

Manuel, con mucha paciencia se acercaba a mí para explicarme los pasos, eso dio pie a que nos volviéramos muy amigos.

Al final de cada ensayo el me empezó a acompañar a mi casa, al principio me sentía un poco incómoda, pero después esperaba que acabara el ensayo para salir con él, bromear sobre algunos bailarines del elenco que no nos caían, teníamos claves para comunicarnos en los ensayos y reírnos a carcajadas de alguien.

Siempre me preguntaban los del elenco si me gustaba Manuel y yo les decía: -Si me gusta, pero jamás se va a fijar en mí soy una Chibola-

Un día que regresábamos a mi casa, él estaba muy serio y pensaba:

  • ¿Qué raro porque está así, seguramente le deben haber dicho que me gusta-

Me sentía incómoda: -La fregué por boca floja ya ni siquiera seremos amigos- pensaba.

De golpe paro y se quedó mirándome fijamente y vino la pregunta: – ¿quieres estar conmigo? –

No entendía nada, estaba confundida, pero me sentía tan atraída hacia el y le dije inmediatamente: -Si-

Mis compañeros de clase les contaban a sus mamás que yo estaba con un chico grande y ellas les decían que no entendían como mi mamá me dejaba estar con él.

Se preguntaban – ¿Cómo la dejan viajar con el?, en cualquier momento va a salir embarazada- cuando en realidad viajábamos con todo el elenco.  Éramos la comidilla de todo el colegio, pero me importaba muy poco lo que decían ya que no era verdad.

Cuando cumplí 15 años, Manuel comenzó a cambiar, me celaba cuando hablaba con sus amigos, me decía que ropa debía o no debía usar, tenía la clave de mi Facebook y verificaba si le decía la verdad o no.

Sus molestias no tenían justificación, pero no me hablaba durante días y generaba en mí mucha tristeza.

Por esas razones decidí terminar con él, sin embargo, no aceptó mi decisión, iba a mi casa y me decía que le diera otra oportunidad.

Le di muchas oportunidades y nunca cambio, terminamos, el acabo el colegio y no lo volví a ver.

Nunca pensé que a raíz de esta relación mi vida se convirtiera en un suplicio, empecé a salir con chicos del colegio y como siempre fui muy crédula, confié en la gente inadecuada, las que decían ser mis amigas hablaban detrás mío y contaban mis intimidades.

Inventaban cosas horribles como: – ¡está embarazada!, ¡es una suelta, sale con uno y con otro!

Al inicio no le daba importancia a esas habladurías hasta que tocaron algo en mí que me hizo colapsar. Angie, una chica de mi año comenzó a decir que yo había destruido su familia, porque le había quitado al padre de su hijo, que era un amigo con el que salí unos días.

Yo no sabía porque Angie decía eso y después me enteré de que ella acababa de dar a luz un hijo de él.

Me sentí mal por ella, pero en realidad yo me sentía tranquila porque no había hecho nada malo.

Esto se volvió una bola de nieve, mi estadía en 4to de media fue un infierno, los profesores me llamaban para que les de explicaciones y me aconsejaban que me acercara más a Dios.

Era todo tan injusto, no soportaba esta presión, en un momento se me cruzo por la mente acabar con mi vida cuestionándome si de verdad tenían razón y yo era una mala persona. Me comencé a enfermar para no ir al colegio, dormía mucho y no tenía ganas de comer.

Mi mamá se empezó a preocupar, me preguntaba por que me sentía así y yo no me atrevía a responderle.

Como no se quedó tranquila fue al colegio para averiguar que estaba sucediendo, le dijeron cosas que no coincidían conmigo, molestándose muchísimo con ellos. Ella confiaba plenamente en mí y sabía que yo no haría eso.

El resto de mi secundaria ya es historia, iba solo para dar exámenes y así la acabé.

Cuando sientes que estás en un callejón sin salida, como estuve yo, lo mejor es pedir ayuda a las personas que sabes que te aman de verdad , no tener miedo de decirles lo que te está sucediendo, si te aman te van a creer porque eres lo más importante para ellos.

Pienso que, si mi madre está orgullosa de mi y mis acciones van acorde con mis valores, no tengo que dejar de ser como soy para agradar a los demás.

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