ME QUIERO, NO ME QUIERO

Siempre me ha costado verme en el espejo de cuerpo completo.

Encontraba  imperfecciones en todas las  partes de el.

Quería tener el cuerpo de Farrah Fawcett de Los Ángeles de Charlie, una serie muy conocida en mi época.

Tenía en mi cuarto el póster de cuerpo entero de ella. Cada vez que entraba y  lo veía reafirmaba lo imperfecta que era.

Desde aquella época o antes quizás tenía un problema con la comida.

Mi yo ideal tenía estándares muy altos y para lograrlo tenía que auto castigarme dejando de comer a veces y otras comiendo muy poco.

Perfeccionista al máximo y el peor verdugo de mi persona.

Cuando llegaba al peso que yo me había exigido, me sentía como una modelo. Me vestía con las ropas más sofisticadas y femeninas que tenía, arreglaba mi cabello como si fuera a una fiesta y me ponía un poco de maquillaje para destacar más mis facciones. Efectivamente, eran los momentos en que salía con chicos, incluso hasta tenía enamorado.

Mis enamoramientos no duraban mas de dos o tres meses, a veces me aburría y otras se aburrirían de mi. Con el afán de agradar al otro y sentirme aceptada era muchas veces permisiva. Aceptando situaciones en las cuales sentía incomodidad pero callaba.

Mi vida ha pasado de ansiedades, carencias, críticas  y juicios.

Toda esta inestabilidad se ha reflejado en la inestabilidad de mi  peso durante mi vida.

Cada vez que bajaba, volvía a sentir esa ansiedad de comer y cuando lo hacía, mi cargo de consciencia era tan nocivo que hacía que me sintiera al día siguiente deprimida y que no servía para nada. Mi debilidad el chocolate y los dulces.

Hasta hoy no había tomado consciencia de eso. Hasta que la ansiedad y las carencias me empezaron a invadir, comiendo hasta reventar. Hasta que tuviera nauseas o me sintiera embotada y peor que antes de comer.

Me pregunto: ¿me quiero?

Si lo hiciera: ¿porque me auto liquido?

Entonces “no me quiero” ¿Cómo puede ser posible que me odie tanto que no me importe hacerle daño a mi columna, a mis rodillas,  a mi corazón o  a bajar mis defensas  que me pueden  llevar por el camino de la  enfermedad?

Sigmund Freud lo llama el súper ego, el padre o el crítico interno.

Es nuestro peor juez, carga con todas las creencias, experiencias negativas del pasado.

Los mensajes vienen a nuestra mente como mandatos: “No te entra nada”, “debería darte verguenza haberte engordado” “ mira lo dejada que estoy , me veo horrible” “ estoy llena de rollos, nada me queda bien” “no voy a salir ni a la  esquina para que no me vean así”.

Te sigues sintiendo una niña cuyos padres siguen regañando y te desesperas por Agradarlos a costa de sentirte culpable.

Cuando no te dejas llevar por ese crítico interno, sientes que estás obrando mal, que eres la peor persona del mundo.

El  no escucharlo y pensar en positivo te permite volver a tener claridad, felicidad, compasión y amor por ti mismo.

Comiendo reafirmo mis creencias limitantes. Es como reafirmar el  no sentirme aceptada, no merecedora de algo mejor, la comida la utilizo como sustituto del amor.

Cree un falso yo, hecho a la medida de los ojos de mis padres.

Me he dado cuenta de que dejar de ser la niña herida de 12 años y ser consciente que trabajando en mis carencias  y obsesiones, la comida perderá su atracción y no será el centro de mis pensamientos.

Iniciare dinámicas grupales relacionadas con este tema, te invito a participar en ellas junto conmigo.

Yo también estoy en el mismo proceso, creo que juntos podemos lograr sacar esos pensamientos limitantes de nosotros y avanzar en esta lucha permanente que tenemos contra el sobrepeso.

Aquí nadie te juzgará, todo se realizará con el debido respeto y privacidad.

Te dejo mi correo y  WhatsApp para la inscripción.

Email: mattygomezcoach@gmail.com
Cel: 960684548
www.amarme.pe

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