¿Cómo hice para entrar en tu mente?

Tu Nacimiento y desarrollo:
Esta historia es tuya y mía y siempre estará en mi corazón, porque te amo, te admiro y gracias a ti soy la persona en que me he convertido: sensible, comprensiva, generosa y algo muy importante he aprendido a aceptar a las personas como son, sin juzgarlas, mirándome primero.

He descubierto y sigo descubriendo talentos y habilidades que nunca me dijeron que encontraría en ti, eres realmente especial por no decir brillante y tu luz brillará más allá de la estrella Betelgeuse en Orion.

Llegaste casi para primavera, la mejor época del año, todo se llena de colores ,los árboles están más verdes que nunca y los pájaros mediante su bello canto, nos contagian su alegria, la alegría de vivir, de que empieza una nueva vida, TU.

Naciste pesando dos kilos y cuando nace un niño usualmente pierde algunos gramos de peso debido a que elimina líquido, por lo que tu peso bajó a 1 k 800g y fue necesario que estuvieras en la incubadora hasta que subieras 300 grs más y pudieras salir de la clínica.

Al mes que tú naciste yo cumplía 45 años, fuiste un niño muy deseado por tu papi y por mí, el primer hijo de tu papi y mi tercer hijo. Naciste cuando tu hermana mayor tenía 20 y tu segunda hermana 17años. Toda una diferencia de edades, estaba acabando de criar dos hijas y empezaba de nuevo contigo.

Ambos veníamos de matrimonios anteriores no exitosos, nos enamoramos profundamente y decidimos irnos a vivir junto con tus hermanas por espacio de un año y medio a una casa.

Como nos fue muy bien como pareja y padres de dos adolescentes , tomamos la decisión de casarnos.

Pero queríamos tener un hijo que fuera parte de los dos, sintiendo un deseo profundo de tener a alguien especial como tú. Como no éramos tan jóvenes ,me tuve que someter a un tratamiento con hormonas para salir embarazada, fue difícil , estuve 3 meses en tratamiento y no resultaba, ya estábamos perdiendo las esperanzas. Hasta que el médico un día nos dijo: -tienen que relajarse, tómense este mes de vacaciones y luego conversamos para ver otras opciones-.

Nos relajamos tanto, que un dia metiéndome a la piscina a nadar, me sentí rara y mareada, recordé en ese instante que así me había sentido cuando supe que estaba embarazada de tus hermanas y este caso no era la excepción, tu ya estabas dentro de mí .

Al mes celebramos con tu papi y tus hermanas, tu supuesta venida en el lapso de 8 meses, pero te adelantaste, y naciste antes de lo que nos imaginamos.

Naciste a los 7 meses y medio de embarazo y me tuvieron que hacer cesárea, ya desde mi barriga eras inquieto, te habías enredado con tus travesuras en mi cordón umbilical. El médico me había anestesiado con epidural y por eso estaba consciente, tu papi estaba al costado mío esperando que salgas de mi vientre y en eso sentí un llanto grave profundo, en ese momento tuve un dejavú , recordé esa emoción maravillosa inigualable con cada una de tus hermanas y ahora contigo de tener la oportunidad nuevamente de dar a luz a una nueva vida.

¡Estabas ahí, eras tú, eras Joaquin!, en ese instante tu papi me abrazó con ternura y emoción y te cargó mirándote emocionado con lágrimas en sus ojos, nunca antes lo había visto así y yo me sentía feliz de que experimente por primera vez esa inolvidable y única experiencia de tener un hijo. Después de haber estado tan tensa y haberte visto nacer sano, me relajé y cai en un sueño profundo.

Al despertar, lo primero que hice fue preguntar por ti, me dijeron que te iba a poder ver en un rato porque te encontrabas en la incubadora.

-¿Incubadora?- decía.
-Si Sra., nació con 2kg, pero ahora está en 1kg 800 grs. y tiene que subir 300 grs.para salir de la clínica- decía la enfermera.

Cuando me llevaron a verte a la incubadora, me quedé impresionada de lo pequeñito que eras, tenías una sonda por la que te alimentaban y te ponían oxígeno. Le pregunté al médico de turno, si pronto saldrías de ahí.

Me respondió-no hay un tiempo definido, depende de cada bebé-

Nunca antes me había sentido tan impotente, mis hijas habían nacido a término, por lo que esa experiencia era nueva para mí, te miré en la incubadora y te dije:-eres un luchador, no te des por vencido, estoy segura que vas a salir muy rápido-.

La tristeza que sentí hasta ahora no la puedo explicar, es como si una parte de mi estuviera siendo arrancada, tuve que irme a casa sin ti.

Cuando llegué lo primero que hice fue ir a tu cuarto, que lo habíamos decorado con mucho amor y esperanza, pero el sentir su soledad y no tu presencia, me hacía llorar profundamente.

Esas noches que no estuviste con nosotros, no dormía, esperaba que amanezca para llamar al médico de turno para corroborar que habías amanecido bien y poder irte a ver.

Esa eterna semana felizmente acabó y te dieron de alta, fuimos todos juntos a casa.

Eras un regalo maravilloso, nuestro hijo y el medio hermano por no decir el completo de tus amadas hermanas.

Te acomodamos en tu cuarto, que al inicio nos entristeció cuando no estuviste con nosotros, pero que ahora nos llenaba de alegría, eras el nuevo integrante de la familia.

Te alimentaba día y noche con fórmula, no podía darte de lactar porque no tenía leche, como eras prematuro no sabías succionar, te tuve que enseñar a hacerlo con unos chupones especiales que me recomendó el pediatra. Fue un momento difícil para mí, estaba acostumbrada a que todo se hiciera rápido, cada vez que te tocaba tomar tu leche, tenía que armarme de paciencia y seguir tu propio ritmo. Era la única manera de que te alimentaras de forma adecuada.

Tu desarrollo físico fue más lento que el de otros niños, el médico me explicaba que durante tu primer año , ibas a estar atrasado en comparación a un niño que nace a los 9 meses.
Efectivamente, no se te desarrolló bien la válvula que evita que se regresen los alimentos de la tráquea hacia la boca, cada vez que tomabas tu leche o algo líquido, tenía que ponerte derecho en mi hombro por espacio de 30 minutos antes de echarte en tu cuna, sino se te regresaba la leche hacia la boca arrojándola y al tener reflujo era como si no hubieras tomado nada , teniendo que volverte a alimentar.
La toma de cada biberón demoraba casi una hora, ¡como te costaba succionar! y no tenías mucha fuerza para hacerlo, había que esperar con paciencia hasta que lo termines.
Paciencia, una palabra muy poderosa, que nunca había conocido con tus hermanas, como comían rápido y hacían las cosas a mi ritmo consideraba que todo en la vida debería ser así.
Pero tener paciencia no era eso, era esperar con calma que las cosas sucedan y otorgarles el tiempo necesario.
Cuando uno reflexiona y mira las cosas en su debida proporción, tenemos demasiadas cosas que agradecer en nuestras vidas y aunque nuestras realidades no sean tan buenas, siempre va a haber alguien que esté en peores condiciones que nosotros.

Contraté a niñeras-enfermeras, para poder regresar a mi trabajo, pero a pesar que intentaba que todo funcionara, ellas no te tenían paciencia, arrojabas todo lo que comías y en vez de cambiarte y volverte a dar de comer te dejaban así. Te fuiste debilitando, te agarró una gripe y una tos que no te permitían dormir durante las noches, como si me pidieras que me quede contigo.
En una de las tantas visitas al pediatra, él me dijo:-tu hijo está más bajo del peso que debería de tener, si sigue así, podría contraer cualquier enfermedad, que se podría complicar-.
Ya lo había estado pensando, pero esto fue la gota que terminó de derramar el vaso, al día siguiente tomé la decisión de renunciar a un trabajo al cual había dedicado 16 años de mi vida, que quería mucho, pero en ese momento TU eras mi prioridad.
Me necesitabas más que a nadie y no te podía fallar, solo yo me tenía que ocupar de ti.
Pasé de ser ejecutiva a ama de casa dedicada ,cuidando sola a un niño de 2 años. Si te dijera que fue fácil te mentiría, en vez de hacer estimados, asesorar gente, capacitar y sentir las satisfacciones de los resultados de mi trabajo, pase a cambiar pañales, a estar sentada una hora y media frente a ti enseñándote juguetes nuevos pequeños, que solo podía sacar a la hora de tus comidas, porque sino era muy difícil que abrieras la boca para recibir un bocado. Me olvidé de mí y solo existías tú, para fortalecerte, darte confianza y también para perseguirte por toda la casa, porque al menor descuido ya no estabas ahí, te habías ido hacia la ventana a ver algo que te llamaba la atención, parado en una silla (felizmente a todas mis ventanas les puse mallas de protección).

Me acuerdo cuando tocaban el timbre de la casa y tenía que bajar a abrir la puerta contigo, lavaba la ropa también contigo, hasta para bañarme metía tus juguetes y cerraba bien la puerta, porque un descuido y tú ya estabas en algún lugar de la casa haciendo una travesura.

El Nido:
Al año siguiente entraste al nido, pensé que iba a ser igual o similar al proceso de adaptación de tus hermanas y que de ahí te acostumbrarías, pero no todos nuestros hijos son iguales, cada uno es un mundo diferente y a veces nos cuesta entenderlo.

Como comunicadora y habiendo trabajado en una empresa de belleza, había planeado ese año que estuvieras en el nido, poder reforzar mis conocimientos en estética-cosmética por las mañanas y en las noches cuando te quedaras con tu papi, llevaría un post-grado en coaching.

Mi sueño, era poder tener una empresa propia que me permitiera cuidarte y yo desarrollarme en el ámbito empresarial.

Pero, a veces las cosas no salen como uno las planea, terminé ese año agotada, tu adaptación al nido no fue rápida, tenía que quedarme un tiempo más contigo para que te quisieras quedar solo, a veces me tenía que ir y mi corazón se desgarraba al escuchar tu llanto, pero mi maternidad añosa me decía no sufras, espera a ver qué pasa.

Falté algunas veces al instituto, otras a la Universidad, tuve que pedir ayuda a otras personas, pero soy muy perseverante y eso me hizo lograr lo que me había propuesto :que tu aprendieras a adaptarte,que pudieras socializar con otros niños y yo acabar con lo que me había propuesto.

La verdad, era muy difícil entenderte, te mentiría si te dijera que al principio no te comparaba con otros niños, creencia que tenia insertada dentro de mi, que si tu comportamiento era diferente al resto de los niños, es que quizás no estaba cumpliendo de manera adecuada mi rol de madre. Y sin querer, me dejaba llevar por los comentarios de las mamás, cuyos hijos funcionaban perfecto, que eran movidos, pero que por momentos se sentaban a jugar y se concentraban con sus juegos.Yo te observaba, te aburrías con mucha facilidad de los juguetes, ibas de un lado a otro, cogias cosas que no debías, te peleabas con los otros niños para no compartir un juguete o juego. Socializar con otras mamás,¡ imposible!, no te podías quedar quieto ni un instante.

Trataba de pensar en qué te podías entretener y darme un pequeño break , a veces íbamos a jugar a un lugar en donde iban muchos niños y habían juegos muy creativos, como por ejemplo, te encantaba meter tus manos en una caja de arena y sacar pequeños objetos que habían puesto dentro de ellas, también te gustaba hacer plastilinas conmigo, había un carrito en el que entrabas y te tirabas dentro de él por una resbaladera , me hacías que te suba al carrito y que te empuje muchas veces, creo que era el juego que más te gustaba de ahí.

En el nido, había un pequeño tobogán del cual te gustaba tirarte y caías en una piscina de pelotas, el problema era que te metías al fondo de la piscina, te tapabas con las pelotas ,no dejabas que nadie más se tire y no querías salir de ahí, te tenía que sacar desde dentro de las pelotas y me ganaba tu llanto desconsolado con pataleta.

Algo que me llamaba mucho la atención : cuando te recogía del nido es me pedías ir al parque de enfrente a tocar los troncos de cada árbol, era un ritual que hacíamos todos los días antes de irnos a casa, te parabas delante de cada árbol y me decías: -mira, esta es una ponciana, este es un molle, este es un lechugo -parándote en cada árbol ,cogiendo su tronco y quedándote mirando cada uno de ellos.

El ritual terminaba cuando íbamos a un arbusto, que no sé su nombre, cuyos frutos eran como hojas gruesas, que cogias y tenían como una capa que parecía algodón, te querías llevar todos los frutos, pero te dije hay que llevar 1 por 1, felizmente el arbusto nunca se quedó sin frutos.. Todo el año hicimos el mismo ritual, e hiciste que descubriera lo relajante que era estar en contacto con la naturaleza y lo tranquilo que tú estabas cuando lo hacías.
(Continuará).

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